www.carlosmarquezprats.com

Artículos

PALOMAS CARNIVORAS
- Oct 10 2010





Cuando el orden natural de las cosas se altera, las consecuencias pueden ser imprevisibles.
Añadir despojos de mataderos al los piensos compuestos de las vacas ,degeneró en lo que todos conocemos como “el mal de las vacas locas”, con tan graves consecuencias.
Yo he tenido durante muchos años palomas de carne de la raza texan pioneer . Mis palomas vivÍan mezcladas con gallinas y se alimentaban lo mismo que ellas: de los restos de comida que yo traía todos los dias de un restaurante de mi propiedad.
Entre los restos alimenticios había toda clase de restos: spaguettis, paella, verduras, ensaladas , postres, pan , pescado y carne.
Las palomas subsistieron durante mucho tiempo con estos alimentos, pero su debilidad eran las hamburguesas . Era lo primero que buscaban, no les interesaba el pan ni los espaguetis ni el arroz , ni el trigo que a menudo les rociaba por el suelo, ellas sentían verdadero delirio por los restos de hamburguesas que picotazo a picotazo iban ingiriendo.
Las palomas se desarrollaban bien, estaban gorditas , aunque con las plumas del buche un poco grasiento , pero sin enfermedades , pero poco a poco mi fui dando cuenta que la fertilidad de mis palomas iba en descenso. Muchas parejas solo sacaban un pichón para arriba , otras no sacaban mas que huevos hueros y a otras parejas se les morían los pichones antes del destete.
Tratando de analizar este descenso de natalidad pensé que quizás el exceso de grasas y sales de la alimentación era la causa de este problema. Para intentar remediar la situación aislé las palomas en su palomar y las alimenté exclusivamente con grano; al poco tiempo las parejas volvieron casi a la normalidad reproductora.
Trastocar el orden natural de las cosas tiene un precio que a veces pagamos con creces.

En cierta ocasión , maté un pichón zurito que merodeaba por el palomar . Cuando fui a eviscerarlo noté que tenia un buche tan lleno que parecía que iba a reventar, cuando abrí el buche lo que contenía eran unos minúsculos caracolillos un poco mas grande que un grano de trigo que el pichón se ocupó de recolectar por la huerta. ¡Cuando el hambre aprieta, cualquier cosa es buena para llenar la buchaca!.

Félix Martín Vilches