La multinacional MONSANTO ,decidió manipular los genes de un maiz para que el mismo maiz produjese un veneno contra el “taladro” (gusano que se alimenta de dicha planta), además se le incluyó un gen resistente a un antibiótico.
Las autoridades europeas basándose exclusivamente en los informes científicos de la propia multinacional en donde se aseguraba que no había peligro alguno en su consumo humano o como pienso animal, permitieron en 2005 su cultivo. Este maíz es el MON 863.
El pasado mes de Marzo, un grupo de científicos del Departamento de Ingenieria de la Universidad de Caen (Francia), presentó un estudio donde demostraban que las ratas de laboratorio alimentadas con el MON 863, presentaban signos de toxicidad en los riñones e higado.
Es la primera vez (….y no será la ultima) que un producto trasgénico aprobado para consumo humano o animal muestra evidencias científicas de efectos tóxicos en los organos internos.
En la investigación con las ratas, los triglicéridos aumentaban entre un 24 y un 40% en las hembras y las excreciones de fósforo y sodio de la orina disminuyeron en los machos entre un 31 y un 35%. También los machos disminuyeron su peso un 3,3%, mientras que el de las hembras aumentó un 3,7%.
Desgraciadamente casi el 100% del maiz que damos a nuestras palomas es trasgénico y nos podemos arriesgar a que estas padezcan las mismas anomalias u otras similares a las que padecieron las ratas de la investigación. Si consiguiésemos imponer a nuestros proveedores que compren para nosotros maíces no tratados genéticamente, estaríamos ganando una batalla a favor de nuestras palomas y de nosotros mismos.
Felix Martín Vilches.